VIACRUCIS CATEDRAL DE COBÁN


DÉCIMO TERCERA ESTACIÓN
Jesús es bajado de la cruz y entregado a su Madre
Te adoramos oh Cristo y te bendecimos
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo
Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús aunque oculto por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo. Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mixtura de mirra y áloe. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en los lienzos con los aromas, según se acostumbra a enterrar entre los judíos
(Jn 19,38-40).

Meditación
Te veo, Jesús, todavía ahí, en la cruz. Un hombre de carne y hueso, con sus fragilidades, con sus miedos. ¡Cuánto has sufrido! Es una escena insoportable, tal vez justamente porque está impregnada de humanidad. Esta es la palabra clave, la cifra de tu camino, plagado de esfuerzo y sufrimiento. Precisamente esta humanidad que a menudo nos olvidamos de reconocer en ti y de buscar en nosotros mismos y en los demás, demasiado ocupados en una vida que aprieta el acelerador, ciegos y sordos ante las dificultades y los dolores de los otros.
Te veo, Jesús. Ahora no estás ya ahí, en la cruz; regresaste al lugar de donde viniste, colocado sobre el seno de la tierra, sobre el seno de tu Madre. Ahora el sufrimiento ha pasado, ha desaparecido. Esta es la hora de la piedad. En tu cuerpo sin vida se reverbera la fuerza con la que afrontaste el sufrimiento; el sentido que conseguiste darle se refleja en los ojos de quien está todavía ahí y ha permanecido a tu lado y siempre permanecerá a tu lado en el amor, dado y recibido. Se abre para ti, para nosotros, una nueva vida, la del cielo, bajo el signo de lo que resiste y no se quiebra por la muerte: el amor. Tú estás aquí, con nosotros, en cada instante, en cada paso, en cada incertidumbre, en cada oscuridad. Mientras la sombra del sepulcro se extiende sobre tu cuerpo que yace entre los brazos de tu Madre, yo te veo y tengo miedo, pero no desespero, tengo confianza que la luz, tu luz, volverá a brillar.
Oración
Te pido, Señor,
que tengamos siempre viva la esperanza y
la fe en tu amor incondicional.
Que sepamos mantener siempre viva y encendida
la mirada hacia la salvación eterna,
y que podamos encontrar descanso y paz en nuestro camino.
Padre Nuestro…